La chica estúpida que se había enamorado de un hombre mayor ya no existía. Ella lo había dejado a él, y a esa vida, atrás. Entonces, ¿por qué el profesor la había reclutado para el atraco, sabiendo del pasado que había compartido con Berlín y Palermo? Al final, no importa, después de todo, esta vez se trata solo del dinero, ¿verdad? Regla número uno, no relaciones personales. Solo podía preguntarme sobre dónde Sergio había encontrado a esta colorida banda de inadaptados, y ¿por qué Martín y los demás no habían sido incluidos en esto? No me atrevía a expresar mis preguntas, y aunque estaba un poco decepcionada, a la vez me sentí aliviada. El solo hecho de que Berlín estuviera aquí estaba resultando ser demasiado para mi.