Adara Fiztgerald lo estaba experimentando de nuevo. Un pecho doliente, una sensación de hundimiento, impedidas ganas de llorar..., otro corazón roto. No lo había extrañado en absoluto, ni siquiera pensando en ello en los últimos años, pero ahí estaba y eso parecía ser todo. Se acabó. Y con ello significaba volver a su ciudad natal, volver a sus raíces para recuperarse, pero al ver los ojos de Darik McGowan ella entiende que ya no solo deberá lidiar con la actual ruptura de su corazón, sino con lo que jamás pudo enfrentarse: superar su primer corazón roto. Sin embargo, aunque pensara que pasaría por ello sola debido que el causante parecía haberlo superado hace mucho tiempo, se fija que estaba equivocada. La nostalgia los visita, los recuerdos son llamados, y sentimientos apagados renacen con una nueva luz. (Libro #2 de la trilogía Corazones Rotos) Prohibido la copia parcial o completa de esta historia.
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