Fuji, ese era su nombre.
Era una chica sencilla, acostumbrada a menos de lo que le daban. Había comprobado muchas veces que, las manos que la salvaban también la apuñalaban, a pesar de todo, siempre estsba dispuesta a formar nuevos lazos. Era cálida, ol ía a tierra húmeda y glicinas, la melodía que producía su corazon era suave, hipnotizante, a simple vista era muy amable y se sentía tranquilizante. Para todos, Fuji era sinónimo de tranquilidad y belleza. Tan tierna, tan fuerte, tan amable, tan comprensiva, tan ella.
"-Oye, Fufi, deja de hacer eso."
Donde el corredor argentino, conocido por su facilidad para chamuyar, cae ante una chica Ferrari
Donde Julieta, sin querer, cae ante el argentino chamuyero