El había pensado que todo ya estaba superado, perderla no podía ser mas que un torbellino; ojala y ese torbellino no hubiera arrollado su cabeza dejándolo sumido en todo eso que, ni siquiera el sabia como nombrarlo. Eso no importaba ahora, por mas que quisiera olvidarla, ella siempre llegaba, y no precisamente para hacerlo sentir bien. Ella quería quedarse. El quería vivir.