Aquello se hizo costumbre, pero desde no hace mucho tiempo no puedo evitar darle mucha importancia a ese toque de manos, mucho menos cuando él entrelaza nuestros dedos. No es que me ponga nervioso, ni que me afecte mucho esa acción, sólo es un pequeña espinita, una pequeña inquietud que siento cuando toma mi mano de la nada o se acerca tanto a mí que alguien ajeno que no nos conociera podría considerar que ambos no somos sólo amigos...All Rights Reserved