Iván.

Los años pesan cada vez más, mis manos temblando parecen no soportar.

Quizás la vida es una montaña rusa que no dejará de subir y bajar.

Tal vez he errado por años y ya no tengo a donde parar.

Mis pisadas inquietas por el césped no han dejado de moverse.

Más mis ojos color café llenos de curiosidad todo recorrerán.

Sus gritos estruendosos la habitación aún vacía completarán.

Sólo, no entiendo nada de esto, ¿cuándo acabarán?