Cara a cara, aunque la superficie que admiraba una vez fijaba su vista a abajo variara entre una mesa, un escritorio, el suelo, la colcha, el sofá y demás sitios poco o más cómodos, lo que resguardaban sus inseparables libretas y laptop eran letras que albergaban todo tipo de maravillosas historias, genéricas que oscilaban y que, dependiendo las circunstancias, daban el vuelco al procesamiento informativo de su mente y corazón. Inspiración, rotación tan veloz que ni su mano acalambrada y bien sujeta a la pluma o el constante tecleo de la PC contigua eran suficientes para imitarle a sus pensares, nuevas ideas surgidas que tenía que alcanzar a anotar, aunque nunca bastaba.
Siempre vio aquellas frustraciones como un impulso, pero esa mañana, al despertar, pudo concebir que las palabras se atascaron en lo recóndito de su cerebro maliciosamente y se negaban a salir para cumplir con su propósito; formar un nuevo escrito. Uno romántico, uno que, sin importar qué, tenía que ser romántico.
*Los personajes no me pertenecen, créditos a sus respectivos creadores 💜.
*Historia hetero.