Una casa deshabitada, un segundo piso, un gran ventanal que apuntaba a una habitación vacía, tan solo eso era para Blair. Un frágil pedazo de vidrio que simplemente reflejaba un triste y desolado dormitorio, el cual un día como cualquier otro, se completó con su presencia. ¿Quién era aquel caliente y arrogante nuevo vecino? ¿Y quién era aquella bella y testaruda chica que vivía en la casa contigua a la suya? La incertidumbre y la curiosidad por saber más del otro los sumergía inevitablemente cada vez más, adentrándolos en un tonto juego, que de un momento a otro, se volvió imposible de frenar. ~ andas en mi cabeza nena a todas horas...~ . . . . . . (EN EDICIÓN)