Las personas no son como las solemos ver. La mayoría de la gente juzga o determina cómo es la personalidad de uno a través de su apariencia y ciertos comportamientos que suelen observar. Creen que lo que sus ojos captan es más que suficiente para encasillar a alguien. Una gran excepción a la regla es Marievna. Ella no asume antes de conocer, ella no juzga, ella es linda y abierta aunque reserve unas cosas para ella. No pasa desapercibida pero tampoco es el centro de atención. En sí sólo existe y es feliz alrededor de las personas. Lyon es otra excepción a esta regla. Él no asume pero tampoco se da el tiempo de conocer, él es cerrado pero simpático, él saca a relucir algunas de sus facetas pero nadie las nota. Él impone con su presencia y muchos existen a su alrededor. Dos mundos no tan distintos que no están destinados a coincidir el uno con el otro. No lo estaban hasta que Marievna lo forzó. Él despertó una gran intriga en ella cuando lo tuvo cerca y su impulsividad la llevó a cometer un pequeño delito para conseguir lo que quería. Un número, una conversación, dos mundos y una gran amistad llevarán a estas dos personas a unirse. Aunque no haya un final feliz para ambos.