No soy una chica dulce, o agradable, tampoco soy una bombón, tampoco soy los apuestos, no, solo soy yo que vivió menos aventuras que cualquiera pero que marcaron mucho mi existencia, tuve enamorados que me enseñaron todo lo que puedes aprender en el kama-sutra pero eso no fue lo que me marco más, sino el que llegaría después no como un salvador sino como un abogado que juzgaría cada una de mis acciones, y esto sería el final de todas las mentiras.