El primer amor nunca se olvida todos tenían razón al decirme esa frase que nunca me agrado, creí que lo podría superar todo con tiempo y calma, alejándome de todo lo que me hacia daño, tratando de tener una vida normal y que olvidaría hasta su nombre con el tiempo.
Mi nombre es Dalila Eda Collins, mi nombre representa el amor de mi madre. Mi padre es americano y mi madre italiana, aunque soy morena y mi cabello sea rizado abundante, nací en Nueva York, la ciudad de la moda y la que nunca duerme, para ese entonces la compañía de construcción y diseño de mi padre estaba comenzando a tener fama, mi madre se enfermó cuando tenía 16 años obligándonos a mudarnos a California, una región muy calurosa que acentuó mi color de piel, mi madre ama demasiado a mi padre para alejarse de su lado, abandone mis sueños de ser una gran artista, solo para cumplir como la hija perfecta de este matrimonio.
Ingrese a la universidad de Estatal de California con tan sólo 18 años por poseer un coeficiente de 300 y ya estoy algo adelantada para mi edad, por esa razón no poseo amigos verdaderos, los amigos que tenia los deje en Nueva York. Tengo algunos días acosando a un chico llamado Nathan Warret se lo primordial de él, tiene 22 años, es alto, sus ojos son marrones y estudia administración y posee rasgos fuertes pero gentiles, es un genio en su facultad y por esa razón desde la primera vez que lo vi, el capto toda mi atención.
Esto es solo un pequeño resumen de mi vida y de lo que me tocará vivir, espero me acompañen en esta loca historia que me tocara vivir a mi corta edad.
Cuando eres una chica nada normal ni nada corriente, que intenta vivir contra todas las adversidades de su vida, pero es sacada de casa y no gentilmente qué digamos.
Y solo le queda empezar a trabajar con un multibillonario de niñera, sin saber los secretos y las mentiras oscuras que este guarda, quedando atrapada en estas que se vuelve una cadena invisible alrededor de su cuello que cada vez tiene más peso.
Eso no es lo único Melody con tal de conseguir la cura para el asma, termina en un matrimonio arreglado con nada más ni nada menos que el Sr. Deces.