Han pasado semanas, quizás meses, o quizás sólo ya perdí la noción del tiempo de la última ves que pude sonreír... No me quedaron motivos para hacerlo. Solo son tu foto guardada en mi cuarto y una herida que ya veo difícil de cicatrizar. Porque el daño a tu pérdida y los pinchazos a esa herida con cada ocasión que pudiste lastimarme y tomaste la oportunidad, diciendo quererme. Ahora no encuentro sentido a la cordura ni al pazo al sentimiento de amor por tu culpa, y escribo cada día lo que vivimos para poder dejar tu recuerdo en el papel... Lejos de mi mente, y mi corazón.
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