Esa chica parece saber solo sonreír. Incluso en los malos momentos, siempre regala una de sus sonrisas para reconfortar a quien lo necesitara. Es tan contagioso su buen humor que incluso la persona más fría y malhumorada de la ciudad logra apaciguarse. Aelia D'Argyll, una mujer en la treintena de edad, trabaja en una floristería prácticamente desde que llegó a Los Santos, hace tres años. Mediante la recomendación de un amigo que reside en la ciudad e Internet, fue atraída por todo lo que la ciudad ofrecía. Muchas actividades, trabajo, personas amigables... Y lo más importante, un clima perfecto, cosa que en Londres rara vez se consigue. Pero a medida que pasaba el tiempo durante su estadía en Los Santos, el índice de criminalidad de la ciudad iba en aumento. Por suerte, no se topó con ningún problema. De momento.
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