La dominación, pero lo llamamos de otra forma, como el atar a alguien, dar azotes o llevar las riendas del acto sexual. Realmente, dominar y ser sumiso no tiene por qué estar relacionado con los castigos ni el daño físico. Algunos de los juegos más sencillos, inofensivos y con concensuado. 1. Atar con una cuerda: algo morboso , estar atado e incapacitado. Atar a tu pareja a la cama o a una cruz, solo de muñecas y flojito. Hay que parar a la primera sensación de incomodidez o, mejor aún, al decir una palabra clave. También se puede hacer un striptease y, después de unas caricias, practicar sexo oral de un modo lento y suave. La gracia está en no dejar que se corra la primera, ni la segunda, ni la tercera... 2. El juego del esclavo doméstico: no se trata de ninguna práctica sexual, es tiempo pactado, aquel que haga el rol de esclavo debe obedecer sin rechistar las tareas que le sean encomendadas. Solo se referirán a el/ella como "esclavo/a", y su pareja será "amo/a". No ha de haber ningún trato degradante o vejatorio, solo ordenar sin pudor tareas del estilo: "quiero que me sirvas un zumo recién exprimido", "dame un masaje en los pies... ya te diré cuando parar" o "báñame". Es mejor que no se practique sexo la primera vez durante el juego. De nuevo, una palabra clave es deseable para evitar equívocos. Lo mejor es que la persona que lo sugiera sea el esclavo la primera vez, para dar confianza a nuestra pareja. 3. El juego de la prostitución doméstica: la persona que haga de "prostituto/a" elaborará una lista de prácticas sexuales. Cada una de esas prácticas tendrá un precio en tareas mundanas, y nuestra pareja escogerá sólo una. Que haya una relación profesional algo distante entre cliente y puto/a le da más morbillo.