Daniel y su madre son tan iguales en todos los hábitos que no sólo comparten estilos de moda, o grupos musicales. Al parecer, también comparten al hombre de su vida. Tras haber dejado a su esposo, Patricia está sola y abatida, su día a día es trabajar y compartir el poco tiempo libre con su única y amada hija. Pero cuando nuevos vecinos llegan y Patricia conoce al mayor de los hermanos malik su flechazo es fuertísimo y pasa noche completas soñando con un cuerpo tatuado y esos ojos mieles que parecen estar por donde ella mira. Pero Dani también sueña con brazos tatuados y ojos miles cálidos.