"Pienso encontrarte, sabes que lo haré querida. Ni tú ni nadie va a impedir que eso pase. Eres y siempre serás mía y voy a hacerte pagar por todo lo que me has hecho pasar al huir de mí como una cobarde. Sabes que soy capaz de cualquier cosa con tal de tenerte de nuevo a mi lado, nada puede detenerme así que moveré tierra y mar para buscarte. Y recuerda, si no eres mía, no serás de nadie. Te quiere, Jayson." Arrugué la nota que una hora antes encontré en el suelo junto a la puerta de la entrada y la tiré al bote de basura. Me sequé una pequeña lágrima que se me había escapado y me dirigí en busca de mi hermana. Al encontrarla esta se giró a verme algo preocupada. -Solo vengo a decirte que acepto la propuesta- la miré a los ojos. Esta sonrió y se levantó a darme un fuerte abrazo. -Es lo mejor que puedes hacer ahora, ahí tendrás la protección que aquí no tienes y no podrá hacerte daño- me susurró aún abrazándome. -Eso espero, no quisiera involucrar a nadie, mucho menos a ella- murmuré. "Si tengo que usar la fuerza, lo haré, hasta si tengo que matar, también lo haré, solo por ti mi querida Aria, ni se te ocurra hacerme enojar o verás de lo que soy capaz" Recordé unas de sus frases y agité la cabeza para borrar esos pensamientos. Tranquila Aria, ahí no podrá hacerte nada a ti ni a nadie. O al menos eso me gustaría creer...