De repente, la cabeza le dió vueltas y ella cayó de rodillas, con náuseas. La bilis caliente subió por su garganta y echó sangre tibia en el suelo. Entonces el mareo cesó tan rápido como comenzó. Cheryl levantó la vista y vio que estaba en otro lugar. Un lugar frío y sin esperanza. El reino del ente.
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