Apenas la vislumbro sintió como su pecho daba un vuelco de la sorpresa, Kenny le aguardaba ingenuamente sobre la mesa del comedor, con las piernas cruzadas y un vestido de princesa tal y como le vio vestir en su niñez, Butters no supo como actuar, que decir o que pensar, pero cuando su voz, dulce y tenaz, lo llamó lo obedeció sin presentar resistencia.