Y un día te cansas de esperarlo con los brazos abiertos, creyendo que volverá a ti y te amará como siempre lo has querido. Un día, simplemente, te dejas llevar por la marea y decides dejarlo todo. Dejas ese amor, ese dolor, esa angustia. A veces lo mejor es dejar que la corriente te lleve, para no volver jamás.
1 part