"¡Ojos verdes!"
Se levanta de su particular precipicio y ahí está la muerte, tendiéndole la mano, recogiéndolo de su caída.
Un prado, verde como sus ojos, se extiende bajo las nubes que no se ven, nubes que han quedado reducidas a estelas de humo en la madrugada soleada. La parca lo persigue en una danza que forma un juego de niños. Ríen, hablan, corren. Él la ama de aquella manera que prometió que la amaría siempre.
Las nubes empiezan a acariciar su pelo, su piel, su rostro y su cuerpo, con suaves gotas de lluvia que mojan sus ropas y provocan que tirite de frío. Escucha su risa, la de la parca, a lo lejos. Asustado, sin saber por qué, grita, corre, huye. Dibuja círculos en ese prado, y su cerebro no le indica a sus pies que no llevan ninguna dirección. Le busca a sus espaldas, escudriñando cada matorral con la mirada, escaneando el lugar para encontrarle. Pero él no está, se ha ido. Y, sin embargo, sigue escuchando su risa, la misma de cada vez que lo dañaba.
El chico de los ojos verdes no tiene los ojos verdes.
El chico de ojos verdes se ha quedado dormido, para siempre, con los ojos abiertos y el reflejo en sus ojos del césped verde en la nocturnidad iluminando por farolas colorea su iris del tono que se le antoja, semejante a sí mismo.
Un hilo de sangre decora su frente y tiñe su melena.
El chico de los ojos verdes ya no tiene los ojos verdes...
Sobrevivió a la muerte pero el verdadero peligro acaba de comenzar.
Todos en el reino enemigo deseaban verla muerta, su desaparición significaba el fin de una era... o eso creían.
En lugar de morir, fue enviada al distrito de jinetes, un lugar donde el peligro acecha en cada rincón, y donde su verdadera identidad debe permanecer oculta a toda costa.
Pero no está sola.
Entre traiciones, criaturas indomables y un destino que se cierne sobre ella se encuentra Rigel Heisenbergs: el jinete más letal del distrito.
Su misión es protegerla, pero su mayor deseo es verla destruida.
Cada mirada entre ellos es una batalla silenciosa. y cada paso que da la acerca más a una guerra que podría consumirlo todo.
Un beso, una profecía y una traición que cambiará el curso de la historia.