Oliva llevaba soñando con ese preciso instante desde que era niña. Se enamoró de esa ciudad cuando su abuelo le contaba su historia. Soñó con vivir allí des de antes de pisarla por primera vez y cuando la visitó, supo que ese era su lugar. Pronto, sin saberlo, estaría atrapada. ¿Cómo no estarlo al ver ese par de ojos verdes, que la miraban curiosos, seductores, artistas, como si la quisiesen pintar?
Esta es la historia de Olivia, que decide arriesgar e ir a la ciudad de sus sueños, París. Es la historia los cafés a deshoras, la música en el tocadiscos, las fotografías analógicas y la pasión por el periodismo. Es la historia que, como París, está llena de luces, arte, sueños, ilusiones y amor.
Al final, así es la única manera que tiene Olivia de vivir, amando.
Abbie tiene un problema y la solución está en la puerta de al lado.
¡Ella no ha hecho nada malo! Sin embargo, su excompañera de hermandad la ha puesto en un aprieto en donde su futuro universitario pende de un hilo.
Con el tiempo corriendo, pánico y una mejor amiga experta en dar soluciones, Abbie explora las opciones, pero no tarda en darse cuenta de que Damiano, el frío jugador de hockey y su ceñudo compañero de piso, es la respuesta.