Él siempre estaría arrepentido de haberla herido a pesar de esconderse en ese chico duro al que nada le importaba. Algo era cierto, nada le importaba, pero ella era su debilidad y se la arrebatarían de sus manos a pesar de ya no estar en ellas, y él no podría hacer nada, solo dependía de un respirador y el destino.