Porque cada cumpleaños el dolor se intensificaba en su pecho y las ganas de finalmente descansar se acrecentaban pero permanecía ahí, respirando, viviendo y siguiendo por el hombre cuya lápida hacía de recargadera ahora pero, no mentía, le extrañaba y, si tan solo ese deseo que ha pedido desde hace años se cumpliera...Sería la persona más feliz del mundo. Solo quería saber porqué seguía cumpliendo años, un motivo por el cual esperar el siguiente año con ansias y, al parecer, apagar velitas durante cinco años puede que haya funcionado. Ah...Los deseos de cumpleaños realmente se vuelven realidad.