Me llamo Olivia Vita y sé que no estoy loca. Ella viene a visitarme con su sonrisa macabra cada vez que quiere. Ella me quiere a mí y no sé por qué, la primera vez que me visitó me dejó marcada de sus arañazos. Llevo su sonrisa petulante y su mirada sangrienta grabada en mi retina. Esta vez ha vuelto a mi vida con más fuerza que nunca, soy actriz y se apareció en plena función reclamando lo que dice que es suyo (yo). Desde ese momento no he tenido valor de volver a un escenario.