Abrir los ojos temiendo de que lo que está frente a mí sea real. Saber que no puedo hacer nada para parar lo que el destino ya puso en marcha. Tener que soportar ver ante mis ojos las consecuencias de lo que nos vimos obligados a provocar. Verme alejada de mi familia para iniciar una nueva revolución, sin tener la certeza de estar del lado correcto. Estar insitada a cuestionar si son las mismas egoístas intensiones que llevan a actuar a los llamados REVELATI.