"Tuve un sueño." El samurai giró la cabeza para mirar a su Ojuo-sama y no se sorprendió en absoluto al verla fruncir el ceño, los orbes de jade brillaron mientras miraban algo muy...muy lejano. "Vi a un hombre de una aldea lejana, con cabello del color del sol y ojos tan azules como el cielo mismo". Sus uñas se arrastraron ligeramente sobre él abanico qué descansa sobre sus piernas, un mechón de cabello suelto cayó de sus confines para enmarcar un lado de su rostro. "Y había otro hombre, con cabello oscuro de medianoche y ojos del mismo tono que sangraban de rojo".