
La vida en una granja, rodeada de todo lo que creía que siempre sería su mundo, acompañada por algunas de las personas que más quería, no le era suficiente.
Sólo necesitaba una chispa de fuego que la prendiera, enseñándola, o más bien recordándole, los peligros y los placeres de jugar con fuego.All Rights Reserved