-¿¡Por qué no eres capaz de mirarme a los ojos?!-dije mientras las lágrimas recorrían mis mejillas
-Si no te miro es porque no quiero
-No te creo, ¿Qué te ha pasado?
-Que he cambiado, que ya no soy el niño imbécil del que todos se burlaban, eso ha pasado
-¿Y conmigo?
-¿Contigo, que?
-Éramos lo mejores amigos
-Tú lo has dicho, éramos-dijo antes de darse la vuelta y marcharse
Desde el momento en el que él volvió supe que ya todo iba a cambiar. Pero si tanto a cambiado él, entonces se asombraría de lo mucho que puede llegar a cambiar yo.