Pasé de ser el objeto de deseo a ser la diana; el saco de boxeo que todos podían usar cuando les apetecía romper cosas, porque, para ellos, siempre fui una cosa. Más bonita o más detestable, pero una cosa.
No lo elegí. No lo busqué. Solo quería comer... y terminé encadenada a la cama del hombre más hermoso y peligroso que he conocido.
Su nombre es Víctor.
Su obsesión soy yo.
Y ahora... soy su Exclava.