La vida para Mikhail Gurevich había perdido el encanto hacía muchos años, cuando había sido desprovisto de alma, familia, tierra y nacionalidad. Pero conocerla a ella le había impactado, con sus suaves ademanes, sus ojos azules y sus flores. Ella tenia profundas heridas en su corazón puro; pero sonreía ante las desavenencias que la vida le habían tocado en suerte. ¿Puede un corazón lastimado sanar a otro?