#versión 2020, bastante diferente a la versión original de 2015# Diez meses esperando para una reserva en aquel caro restaurante de dos Estrellas Michelín para que, en un delicioso golpe del destino, acabe una tirita justo en mi plato. Tal vez debería de haber llamado a Sanidad antes de ir a discutir con aquel ser celestial que dice ser el chef del restaurante, tan frío, cuadriculado y cabezota, incapaz de querer darme la razón cuando debería de haberse disculpado. Malditos alemanes.