Robert James se transporta a sus días más lejanos consumido por una terrible enfermedad, el Alzheimer, donde su felicidad ha sido casi por completo, olvidada. En una casualidad del destino, o quizá no tanta, Sam le traerá un torrente de recuerdos, tanto buenos como malos, que develarán un pasado sumido en el polvo que trae consigo el silencio. Nadie merece amar en silencio. Nadie merece sufrir en silencio.