Después de tanto tiempo; en su mente se repetía sin cesar aquel deseo egoísta que surgió cuando conoció a Midoriya y descubrió sus sentimientos por él: "Quiero que seas mío". Quería tocarlo, besarlo, amarlo, hacerlo feliz y estar con él en todo momento, procurarlo, cuidarlo y protegerlo si era necesario de todos y todo. Cuando algo te fascina quieres tenerlo únicamente para ti... pero cuando se trata de una persona en especial; la pasión, el deseo, el anhelo y la necesidad crecen en ti, de manera descomunal. "Eres mío, Izuku" fue el pensamiento de Shōto.