El amor se refleja en cada uno de nosotros de diferentes formas, a través de la vida y el proceso de muerte es una manera. La enseñanzas que nos dejan nuestros seres amados, la forma en que nos ayudan nuestros padres a crecer y ser personas de bien, la toma de decisiones en momentos de desesperación, angustia y miedo. El corazón de Daniel es muy grande e inocente, ama a su padre al grado de notar y conocer cada parte de él y viceversa. La fantasía e inocencia detrás de la sonrisa de un niño es la mayor de las riquezas que debemos admirar y reconocer. Esta historia nos muestra la realidad detrás de cada sueño o meta que ponemos en nuestras manos, y la esperanza del corazón infante para creer como su ser más querido puede sanar una enfermedad terminal.