Ulices Berg despierta en un Pequeño dormitorio azul pastel con ositos blancos pintados en las paredes. Muebles demasiado grandes y un suelo afelpado y suave. Se levanta aun inmerso en el estupor de un largo sueño y se da cuenta muy a su persar que no tienen ni la menor idea de su ubicación actual. La ropa que trae es ridículamente infantil y los juguetes a su alrededor le dan muy mala espina ¡podría jurar que ese osito de felpa lo estaba viendo hacía poco!