Sus manos bailaban una gloriosa melodía mientras trazaba su perfecta caligrafía en aquella libreta, su rostro serio le daba el toque perfecto al clima fresco y su voz...su voz era la sinfonía perfecta que mis oídos necesitaban. -¡Malditos hijos e' putas.-Soltó de presto, mientras rayaba la libreta con rabia.-Me la van a pagar cabrones de mierda. Y sí, allí estaba ella toda amargada y molesta, porque era la única que estaba realizando aquel ensayo que se suponía sería en grupo. ¿Acaso no es adorable?All Rights Reserved