Cuando conocí a la Sra. Miriam, se me abrió la puerta a una infinidad de bendiciones que nunca soltaría. Supe que estaba predestinada a esto, y que Dios actúa de formas maravillosas. Estas son mis cartas a todos los lectores, en las cuales relato la historia de una hija de Dios digna del Cielo.
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