Algunas veces siento que fui un depósito de secretos, ajenos y propios, con el mismo miedo de quiénes me compartían sus asuntos personales e internos, pero yo solo podía callarlos con música o literatura, tras varios intentos por captar mí atención lograba oír algo aparte de esos datos personales que me contaban de sus vidas diarias.
Amé personas por forzarme a sentirlo así, odie personas por impulso, usé personas para mí beneficio en vano, lleno de arrepentimiento, incluso perdí personas que jamás llegué a conocer o llegué a decirles cuánto los amaba, porque no era mentira hasta que la ví en un cajón y no era cierto cuando estaba a su lado.
Yo quise escribirle una carta de amor a los vivos con las manos y a los muertos con el corazón, porque nadie descansa en paz hasta que se haya dicho, y tengo muchas cosas que decirte, muchas experiencias, muchas espectativas, muchas gracias por leer y tomar un tiempo para entender el problema que pasamos y lo agradecido que estoy con los que me acompañaron hasta el día de su agotamiento. Siempre voy a verlos con el cariño y la mano extendida sin importar que sean amigos, compañeros, conocidos o desconocidos, ellos fueron mí pasado y me hicieron lo que soy hoy.