-Amor...la bebé llora -dijo hacía el exterior de su habitación -debe tener hambre. "La bebé llora...debe tener hambre" repitió casi en un susurro. -La bebé - algo hizo clic en su cabeza y los engranajes de su cerebro se encajaron de golpe haciéndolo recordar todo. Su cuerpo fatigado, su cabeza explotando y su pecho ardiendo no eran producto de una resaca de una noche de juerga. En su organismo no había ni un gramo de alcohol ni drogas de la noche anterior. Había litros de dolor y desesperación. Dolor de una pérdida...un sentimiento de luto. Su esposa. Su amada esposa había muerto tres días atrás y el llanto del bebé era de su hija. -¿Necesitas ayuda? - escuchó la voz de un hombre y el pitido del mando de cierre de un carro -¿Vives acá?, te puedo ayudar a subir las cosas si lo deseas. -No gracias, puedo solo - si la imagen del muchacho que le ofrecía ayuda fuera un poco menos terrorífica habría aceptado la ayuda, pero la ropa negra y los ojos delineados del chico rubio lo asustaron un poco. ¿Desde cuando los hombres usan ropa tan ajustada y maquillaje llamativo? Pensó en silencio