Hace siglos cuando Lucifer inicio la primera guerra santa. Los doce Arcángeles principales crearon doce seres a base de su sangre celestial. Estos guerreros tenían la habilidad de poder convertirse en bestias y se les otorgo armas de marfil celestial con las que defendieron las 12 puertas del Paraíso. Se cuenta que nada podía derrotarlos, que eran criaturas divinas y hermosas, fueron llamados "Las bestias del zodiaco". Combatieron fieles a sus amos durante siglos cumpliendo la misión de que ningún ángel renegado entrara al paraíso.
Al terminar la guerra, se firmo un acuerdo de paz, en este se especificaba que el paraíso seria solo de los seres luminosos , la tierra pertenecería los seres elementales y los ángeles traidores junto con su líder, serian desterrados a las tinieblas, se les privo de llamarse ángeles y se los renombro "demonios" o "seres oscuros". Estos últimos pidieron como condición la destrucción total de las "bestias del zodiaco" A lo cual los Arcángeles accedieron. Mas llegando la hora de la ejecución, tal vez por cariño a sus creaciones o por temor a otra posible guerra celestial, solo encerraron a los guardianes en 12 almas que encarnarían en 12 humanos a lo largo de los años, quienes al nacer tendrían la completa protección de su respectivo arcángel.
Mar fue una de esos bebes, se encuentra bajo las ordenes estrictas de Castiel, no sabe cuanto tiempo lleva en este mundo... Tampoco su fecha exacta de nacimiento, tampoco por que fue la elegida para esto. Envidia a los mortales que tienen un plazo corto de vida, aprovechan su día a día, para ellos cada sensación es un drama, cada sentimiento lo experimentan a flor de piel. En cambio ella... Pura, bella, fuerte, inmortal, con tantos dotes benditos y no tiene un nombre real, no tiene pasado, ni tampoco futuro, es la sierva obligada de una deidad que nunca en su larga existencia a podido ver... y su vida se ha vuelto monótona... y este mundo se ha vuelto un lugar detestable.
Una súcubo que fue expulsada del Inframundo por negarse a cumplir su trabajo para consumir almas. No quería tener sexo de esa manera. Las novelas románticas que coleccionaba la habían moldeado desde que las descubrió y quería tener un romance como los que leía. Sabía que era una fantasía y aun así se rehusó a hacerlo. Comenzó a vivir como una humana y la vida no podría ser más dura, pero también era mejor.
El ángel había estado observándola por varios años. Temeroso porque esta extraña se atreviera a hacer algo malo; sin embargo, eso no sucedió. Se negó a matarla cuando su deber era destruir a todos los demonios que encontrara. Esas eran las reglas. Y él debía ser bueno. Tal como lo mandaba el dogma. Se atrevió a cuestionar a los suyos y sus creencias, acorralándose a sí mismo entre su deber y lo que dicta su corazón. Indudablemente, tendrá problemas con sus superiores.
La vida da muchas vueltas y sus ideas rebeldes podrían ponerlos en el camino correcto para encontrarse, pero ¿qué pasaría si tuvieran que convivir en la misma casa? ¿Serían capaces de llevarse bien? Sólo el tiempo y su voluntad por hacerlo lo dirá.
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