Todo empezó en un día normal para Daniel Vandale, estando de compras en su supermercado favorito; o al menos, la idea era mantenerlo normal.
Sin embargo, cuando está en el pasillo de los atunes un aroma capta su atención y su lobo emocionado se agita con fervor en su interior.
Está seguro de que se trata del singular y único aroma de su pareja destinada.
Llega a la parte izquierda del almacén, pero es un poco difícil decir de quién es el olor, porque en el lugar se encuentran varias personas. Así que decide seguir su razón y hace el intento de acercarse a la primera chica y a pesar de que ella se sonroja, él siente que no es la correcta. Llega a hablar con la otra chica que está a la par de las fresas, pero no, ella no le provoca nada y definitivamente no es la que emana ese aroma que está haciendo cosquillas en su nariz, pero ¿entonces?
La última persona en esa sección era... ¿¡un chico!? Oh, no. Daniel se negaba a que fuera él. En un movimiento apresurado, choca y esa esencia que lo tenía un poco loco golpea su nariz, su alma y le hace cosquillas a su zona baja.
¿Y esos ojos? Dios, eran como pequeñas galaxias, pero no. Daniel se negaba rotundamente a emparejarse con un hombre.
Él no se consideraba gay y aunque el destino dijera lo contrario, no le haría caso. No, señor.
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Asher pensaba que tenía una vida perfecta. Era el mejor en su equipo de hockey, tenía las mejores notas en la universidad y un grupo de amigos que parecían serle fiel.
Pero cuando conoce a Skye, la hermana de uno de sus mejores amigos cree que la chica está loca. Tiene una actitud tan dura que es difícil de romper y suele irritarlo todo el tiempo desde que se ha mudado a vivir con su hermano y él.
Y cuando los chicos del equipo le proponen que no conseguiría conquistar a alguien como Skye, lo ve como un reto que está dispuesto a jugar, una apuesta para conquistar el corazón de alguien como Skye es suficiente para que Asher acepte, pues es demasiado competitivo y no está dispuesto a perder su puesto en el equipo de hockey y pasarse el resto del año en la banca como le han apostado.
Sin embargo, a medida que conoce a Skye, Asher se da cuenta que la chica es todo lo contrario a lo que le ha tratado de demostrar, conquistarla no parece tan complicado como pensaba y el corazón de ella no parece ser el único en juego.