Sarah no quiere sufrir. Ella tiene su vida muy clara: su futuro está al lado de un coreano. ¿Entonces por qué cada vez que tiene la oportunidad cae en los encantos de Anthony Soublette? Ella no lo sabe, pero sin duda toda la culpa es de ese chico que la confunde y pone su mundo de cabezas. Toda la culpa es de él... Pero bien que ella lo disfruta.