Desde que era pequeña, me colocaron el sobrenombre de genio. Me hicieron tocar varios instrumentos desde que tenía 2 años, sí, mi familia era rica. Fuí capaz de andar a los 5 meses, hablar 3 meses después y razonar como una adulta al llegar a mi primer año de vida. Podéis creer que ser una superdotada es maravilloso y genial, pero la historia no va por esos tiros... Cuándo volvía de mis clases de piano, mi padre me estranguló mientras que mi madre aplaudía al ver la situación. ¿Sabéis qué? No lloré, solo una pregunta me vino a la mente mientras sentía que el dolor me engullía. ¿Podré ser feliz en mi próxima vida?