La fortuna lleva a Bella a recorrer los mares a bordo de un crucero con un boleto hacia el deseo sin retorno. Su juventud y alegría fueron el imán ideal para atraer al maduro y enigmático Edward, ambos perdiéndose en la locura y la pasión, una aventura sin repetición y de la que huyen para volver a sus vidas, sin saber que el destino los volvería a poner en el mismo camino.