Cada día de la semana Stiles Stilinski se detiene fumar un cigarrillo frente a la cafetería cercana a su universidad y después de ello entra y ordena un café y un panecillo de nuez, por lo que todo el mundo le conoce y es fácilmente atendido con solo decir "Lo de siempre"; o así era hasta aquel día, que cambió su vida para siempre. - Lo de siempre, por favor -murmuró distraídamente, observando la pantalla de su celular. - Amigo, ni siquiera te conozco -respondió el contrario, en un tono ligeramente burlón.