El chico canadiense respiraba profundamente mientras contemplaba aquel inmenso mar que se postraba en frente suyo, como si por cada bocanada de aire que tomaba le sanara los cachitos que quedaban de su corazón. El sol brillaba en su cara, provocando que una de sus sonrisas más calmadas dominara su rostro. El final de las olas del mar alcanzaba los pies desnudos de Mark, tan fresca y cristalina. Mark giró su cabeza y pudo contemplar otro paisaje igual de maravilloso y puro que el anterior. Allí estaba, su pequeño novio, Donghyuck, con una sonrisa tan brillante que solo podía provocar que el corazón de Mark sintiera horribles punzadas, sin embargo, él seguía sonriendo, porque aunque le doliera el corazón, era feliz de verle junto a él. •angst •markhyuck