Es un pueblo costero, al lado de un rió con tan poco terreno que sus habitantes se ven obligados a arrojar al mar sus muertos, en lugar de enterrarlos. Los habitantes son un grupo de gente simple que cree en los mitos tan fervientemente como en las cosas que ven con sus propios ojos. Es un pueblo tan pequeño que hay solo unas 30 casas entre ellos La Sirena es una joven mujer que se ahogó hace una década atrás