Una mirada al fondo de mi alma, un viaje hacia los sentimientos más entrañables dentro de mi ser. La búsqueda del sentido en el punto más recóndito de mi existir. Y es que hasta mi existir se vuelve incógnita. Mis sentimientos se convierten en pesar. El vacío se vuelve costumbre y el deseo de libertad solo se puede saciar con la consecución de mi partida. ¿La soledad me trajo hasta aquí? Podría pensar en que sí... No estoy del todo seguro, al final cada quien se hunde a su manera y resurgen como se pueda. ¿Mi apatía me ha tratado de hundir? Tal vez sí, pero el motivo de mi amargura va más allá de una simple razón y a veces me doy cuenta que no tiene sentido sentir esto, pero lo siento y no termino de entenderlo. Me he vuelto marioneta de mi mente, un juguete de mis propios sentimientos. Qué vacío se siente cada momento, qué ilógico se siente cada acción, estar en un lugar tan real pero sentirte ajeno a todo. Nada es relevante, nada es importante, todo es frustrante, todo es choqueante.