¿Como se atrevía esa simple chica a retarlo y regañarlo tan descaradamente? El podía reírse de quien quisiera y más aun si ella había cometido un error tan tonto, el único motivo por el cual seguía con vida era porque quería ver su expresión cuando se enterase de quien era el, cuanto poder tenía y compartir su opinión sobre el libro que ella leía y el había terminado hace poco. Ella no tenía ninguna habilidad en especial, ni una fuerza física descomunal, solo unos gustos excelentes con los libros y el café amargo, pero aún así había decidido que ese hombre que había encontrado riéndose de ella se disculparía a cualquier costo, aún si perdía la vida o ganaba un café en el proceso.