"Las mentes son fácil de manipular y exprimir. Recuerda."
Eso me dijo.
"El aspecto elegante y correcto, son la combinación perfecta de lo impecablemente exitoso, reservado y sigiloso digno de una mente astuta"-agregó.
Presté atención a esas palabras detenidamente, sin vacilar ni un momento, las grabé y repetí continuamente en mi mente. Hasta ser parte de mi.
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"El mundo necesita de buenas personas, mi pequeña."
Eso lo había escuchado un montón de veces a lo largo de mi vida.
Lo escuché de la mujer que había dedicado hasta los últimos días de su vida para servir la mía, quién había luchado constantemente durante tantos años de su miserable vida para hacer de la mía, la mejor. Ella había intentado que cada paso que diera, estuviera plasmado con seguridad y buenas intenciones en la tierra. Y aunque sus palabras parecieran simples, nunca habían tenido tanto sentido para mí luego de años.
Ahora, luego de haberse mantenido ocultas en la oscuridad esas palabras durante tanto tiempo, había llegado la hora de que saliera a la luz. La tinta oculta siempre es expuesta por el brillo, aunque mínimo, de una luz.
Había llegado la hora de que yo, Sam O'conner, actuara con una mente astuta, reservada y sigilosa.
Justo como él me enseñó.
Lo haría por ella.
Lo haría por... Él.